Los veranos del abuelo

Debo reconocer que con toda la experiencia que me acompaña, senti miedo, si...un enorme susto. Cuando aquella mujerona se abalanzó sobre mi mientras bailabamos. Lo que parecian unos simples acercamientos rituales de apareamiento, se transformaron en una infame agresion a mi vulnerable timidez de viejo. Ya se que estaba hipermaciza, que el solo roze de cualquiera de sus desafiantes pezónes, dispararon, y mas de una vez, mis involuntarios mecanismos de las erecciones. Verguenza me da. Pero cuando la bestia que habia en ella decidió ir a por mi, saciar su sed, sin ningun protocolo...senti panico. Joder, apretó mis dos virilidades, que crei que el mundo se acababa alli mismo, entre el placer y dolor. Besó, mejor dicho succionó mi boca, como si fuese una maquina de limpieza de alcantarillas y tirando de los escasos cuatro pelos del pecho trató de localizar mis huidizos pezoncillos. Destrozando a su paso, los dos primeros botones de mi flamante camisa. Pensé que las mujeres no deberian fabricarse asi. Adelaida es voluptuosa y frenetica, caliente e impulsiva (siempre me abstengo de llamarla ninfómana), pero mi "sex machine", comprendanlo, esta muy gastada, falta de aceite y su puesta a punto destrozaria mas que arreglaria. ¿ Han observado a su vecino tratando de arrancar el viejo coche cada mañana .. y a al final recurriendo a la grua ?.. Cada vez que la veo en la disco, contoneandose como una serpiente malefica...desplegando su magia, sucumbo como un zombi poseso. El verano es arena ardiente. Pero tambien se, que como todo animal, deberia marcar mi territorio...ante tal invasion. Pero creanme, hace falta mucho coraje y bastante Viagra para ganar esa batalla.