Candela O.

Las uñas de Candela estaban afiladas por el odio y pulimentadas por el roce de sus nervios. Era grande en todo, de ojos enormes y salvajes..claros y felinos. Cuando se quedaba en la oscuridad me recordaba una pantera negra. Su culo era generoso en proporciones pero artistico en su diseño. Si se sabia mirar, al fondo del pasillo de sus ojos, se podia adivinar su hambre de pasion y su violencia contenida....Cuando mi amigo C. me conto de su historia con ella, me estremecí. Sabía que lo acabaria devorando, poniendolo a la cola de sus trofeos. Sabia que le exigiria portarse como un gladiador en su enorme cama. Comportarse en cada encuentro como si fuera el ultimo antes de morir. Como hacia ella....que se entregaba al ritual de sadomasoquismo mas obsceno, abandonandose, regresando a otras epocas de sus vida. Haciendo esa especie de viaje astral en alma, por que el cuerpo lo dejaba esparcido como carne ardiente sobre aquellas sabanas purpuras, para disfrute de cualquiera. La ultima que les vi de la mano por la ciudad, fue en el ultimo otoño. Tarde plomiza y languida, donde las nubes mas que amenazar sugerian. Ella lo arrastraba hacia su cuerpo y el terminaba labio con labio. Mejilla con mejilla. Se pararon ante mi como si ellos fuesen coche y yo señal de ceda el paso. Sin pararse. Ella me miró como quien mira un objeto de museo en una vitrina. Sabe que es intocable aunque este ahi...
El solo tenia ojos para toda ella. Y yo solo era el pasado de ella. Lo ultimo que aun quedaba en pie de su reciente pasado. Un amor olvidado. Un testigo incomodo. Me di media vuelta y continue deseando que lloviera con fuerza. Necesitaba apagar el fuego que comenzaba a reavivarse en mi cuerpo en cuanto volvi a verla, provocado por las agresivas llamaradas de la mujer que menos ame pero que mas quise.