El acantilado

El tenue resplandor de la luna decreciente sobre la espuma de aquella silenciosa playa nocturna lo volvió a situar en el punto de mira de su insoportable desesperación..El sueño entrecortado de las noche anteriores había debilitado como tantas veces sus defensas neuronales y aunque, en ese momento sus brazos rodeaban con fuerza el cuerpo de su chica, su reciente pasado hacia bien el  trabajo de autodemolición...Seis años atrás, no es que le fueran las cosas mejor que ahora, pero el cielo no se le atragantaba en su garganta y las pesadillas aún eran pasajes hasta relatívamente fáciles de olvidar. Aquella noche seria el final de todo...
 Conoció a Cintia en una floristería, dependienta de sonrisa fácil y mirada agujero negro, donde el fue engullido nada mas atravesar el umbral, casi olvidando que buscaba una rosa para regalar a Carmen, la chica que con pinzas sujetaba su errático corazón desde unos meses atrás... Siempre trastornado por la duda, con un abultado déficit de consistencia vital, pernoctando en un laberíntico titubeo de emociones, acabó depositando su frágil voluntad de amante en la fantasía de unos ojos que parecían ofrecer la transparencia suficiente como para mirarse en ellos sin que le devolviera el reflejo de su atesorada maldad. Reemplazó a Carmen firmando un doloroso pacto de amistad eterna que sabia que nunca cumpliría y se echó en los brazos de su propia debilidad... Cintia iría descubriendo a un ser que mas que pilotar la nave de su vida, era minuto a minuto el arquitecto de su propio naufragio, al que ella no estaba dispuesta a sucumbir...Tras unos tormentosos y decepcionantes años fue en medio de una noche donde ambos perdieron la cabeza queriendo o sin querer, en los últimos estertores de un orgasmo obligado por la rutina, cuando Cintia decidió finiquitar su alianza con Alberto sin saber que cavaba su propia tumba..Nunca apareció el cuerpo de ella, nadie pudo inculparle a él...y la vida transcurrió... En los años que siguieron Alberto, se sobrevivió a si mismo y a su enfermedad cultivando además, el falso aura de errante y solitaria víctima desolada y necesitada de urgente cariño, sobrevolando muchos nidos, destruyendo en su particular cacería a sus mas débiles presas. Limpiando huellas. Hasta que otra de sus fatídica noches, a la salida de una discoteca en medio de la nada, se encontró con una vieja y reconocible mirada, Carmen. A la bestia no le costó mucho rememorar un falso pasado y a la chica ofrecer, aún después de  tanto tiempo, el hombro de su inmaculado corazón... La vida pone a los actores, nadie ve por ninguna parte a los guionistas o al director, pero da la impresión de que todo está escrito de antemano... Fue fácil volver a frecuentar a la chica, que nunca le había olvidado, y el paso del tiempo, echó una mano para que definitivamente le perdonara. Pero según se afianzaban, avanzaba también su extrema locura, y acabó haciéndola culpable de la perdida de su llorada Cintia, no pudiendo permitirse dejarla con vida.
Llamamos criaturas de la noche a supuestos seres que con suficiente grado de malignidad utilizan el disfraz de la oscuridad para perpetrar atrocidades...olvidandonos del peor...la mente humana..Alberto acabó con Carmen en aquella playa, al amparo de unas pocas y huidizas nubes que ocultaron  por unos instantes una menguante y vaporosa luna de otoño, único testigo del infame crimen, después caminó despacio oyendo su fuerte respiración, miró hacia atrás, en su vida y en su camino, y viendo su coche apostado al filo del alto y recortado acantilado corrió hasta el, y pisando el acelerador como si no tuviera limites se precipitó en el oscuro mar.
 

1 comentario:

  1. Muy bueno, identifica a algunos maltratadores, en este caso asesino, que no enfermo..
    Beli, Iruña

    ResponderEliminar