Aquel año el viento se llevó tantas cosas, que lo tendrían que haber puesto en busca y captura. Ella se mudó a dos pasos de mi jardín y yo la podía oír canturrear viejas melodías de Broadway en las calurosas noches del Julio sureño, mientras sus punzantes ojos verdes no dejaban de mirar los mios con mucho thriller.... Llegó en los primeros días de aquel ya lejano verano y con su invisibilidad silenciosa diurna, despertó mis sospechas de lobo solitario... Pero se transformaba en un bello fantasma nocturno, que aparecía cada noche como si fuese la misma Luna... siempre apostada en el porche... En mi interior, no se por qué, la llamé Vivien, su nombre en realidad era Joh, nunca averigüe que ocultaba el diminutivo. Solo puedo decir que jamas crucé una palabra con ella, no hizo falta, creo que la naturaleza en un acto de justicia a su belleza le dio ojos parlantes en vez de cuerdas vocales. Nos dijimos de todo desde la atalaya de nuestras pupilas e interconectamos mil veces nuestros latidos...no fue ni físico ni virtual, fué... Pero un día desapareció y las sombras que producen la soledad de nuevo poblaron mis noches...no podría llamarlo amor, fue todo tan metafísico...solo se que una madrugada visionando con hastio una infame cadena, repusieron "Lo que el viento se llevó" y pude verla ante mi otra vez...
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