Un Jarumbo en New York

Jarumbo comenzo a soñar con conocer New York apenas asomaron sus primeros pelillos en la axila izquierda, en cambio New York nunca soñó con conocer a Jarumbo. A pesar de estar plagada de neoyorkinos de peludas axilas... Cuando llego a los 25, visitar la gran manzana se convirtió en una pesadilla, ...Todos los aviones que tomaba, en sueños, se estrellaban, o bien al despegar o al aterrizar. Para acabar de rematar, se enamoró de su doctora de la seguridad social, Ana Lítica, otra apasionada de los viajes transoceanicos. Juntos en la consulta, mientras le auscultaba el pecho,  de sus broncos pulmones, ella podía oír  con nitidez puras melodías de Broadway, y al hacerle abrir la boca para ver su garganta visionaba extasiada la entrada del imponente metro de Wall Street. Ella también amaba en secreto a New York. Su romance resbaló hacia una convivencia casera. Y el ansia de viajar empezó a tomar cuerpo. Miraban cogidos de la mano los escaparates de agencias de viajes y el google map se convirtió en su biblia. En estas condiciones, era inevitable que un día volaran a los USA y a la cosmopolita ciudad de las torres cristalinas, de los imponentes skylines.... Planificaron la ida, compraron un par de billetes.... Pero ocurrió algo inesperado.....la doctora enfermó y muy poco después murió víctima de una vil infección que le transmitió una plaga de cucarachas africanas que se apoderaron aquel caluroso verano de su, ya de por si, infecta consulta. Tras el duelo de rigor...El ya no pudo soportar por mas tiempo la llamada americana y la voz de ella que por las noches en sus sueños  le deletreaba a gritos N -  E - W  - Y - O - R - K... Así que,  aunque compungido por el recuerdo de su amada, aterrizó en New York con su mente ofuscada por el dolor y el regocijo de ver cumplido su deseo de juventud. Pero la vida a veces no esta por la labor...Un inesperado tiroteo mientras esperaba su maleta en la interminable cinta transportadora del John. F. Kennedy Airport, acabó depositando una bala en su romántico corazón.. De camino hacia el hospital, y mientras saboreaba sus últimos segundos en la tierra, entre las cortinas de la ambulancia, como le ocurriera a King Kong, con una mueca de mudo dolor pudo ver el Empire State con su desafiante antena y cerró sus ojos para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario