Enfer-Man

Tuve mi primera erección  nada mas despertar a la vida, fue en un cálido nido de hospital, mientras unas sanitarias manos hurgaban en mi microscópica entrepierna buscando no se que imperfección.. Esto marcaría toda mi existencia. Por lo tanto, no fue nada raro que mas tarde acabase liándome con una enfermera, que a su vez acabo abandonandome por un prometedor cirujano... Amo las inyecciones,las largas sesiones de scanners, los fríos supositorios... pero como buen gourmet hospitalario.. ...me gusta tener al menos, un buen termometro entre los labios mientras observo como ellas se van quitando sus asépticos uniforme de forma ritual y el mercurio comienza a subir según van cayendo las prendas... Adelaida (mi nueva cuidadora) me atiende dos veces en semana. Mi enfermedad me mantiene algo alejado de la realidad que transcurre al otro lado de la ventana.Sus tarifas son asequibles para un parado de larguisima duración como yo. Reconozco su fealdad y a veces sufro la gelidez de sus huesudas manos...pero basta que comience a recetarme algún analgésico para que dispare mis fantasía. Según me prescribe la droga yo divago buscando en su escurridizo cuerpo un atractivo que solo existe en mi descontrolada imaginación. Me gusta que relacione todos sus atributos con enfermedades...Me excita cuando me cuenta que sus azules ojos pueden perder su esplendoroso brillo por unas perras cataratas, que sus labios simétricos y carnosos se pueden cubrir de llagas por el Afta ..-alucino al pensar el asco que me darían besarlos-.. y que sus piernas, largas e interminables como horizontes... por una inesperada parálisis podrían acabar empotradas en una silla de ruedas...como las mías. 

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